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A MATANZA SUPONÍA PARA LA MAYOR PARTE DE LAS FAMILIAS UNA PARTE importante en el aporte de carne a su dieta a lo largo de todo el año. Desde el mismo momento del sacrificio del animal, los productos y subproductos pasaban a las diferentes comidas del día. Se mataban uno o varios cerdos en las familias más numerosas, aunque también había gente que desgraciadamente no podía matar ninguno por su escasez de recursos. Como vamos a ver a lo largo de este apartado, se aprovechaban todas las partes del animal de un modo u otro.
L MOMENTO ELEGIDO PARA ESTA CEREMONIA SOLÍA SER DICIEMBRE, ENTRE "LA Pura" (8 de diciembre) y Navidad (25 de diciembre), cuando el tiempo estaba fresco y permitía la buena curación de los embutidos y jamones con ausencia de insectos y parásitos que pudieran malograr la matanza. Dicen que los que lo hacían más tarde era porque habían sido perezosos en alimentar a los animales y estos no tenían peso suficiente. Se mataba una vez por semana pues el veterinario que tenía que reconocer las lenguas de los sacrificados acudía al pueblo una vez cada siete días.
A ESTRELLA INVITADA EL CERDO IBÉRICO, ANIMAL EXCELENTE DE PIES A CABEZA. Criado desde el año anterior a base de restos de comida (ahora prohibido) y los productos que el campo arrojaba en temporada, veanse higos, bellotas, calabazas, habas y restos de las faenas de molienda entre otros muchos, se engordaba pausadamente hasta conseguir aquellas diez o doce arrobas que tenían en el momento del sacrificio. La nobleza de este animal llegaba hasta después de su muerte en forma de chorizos, jamones, morcillas, tocino y otros muchos que vamos a ver en este apartado de nuestra web.