UN PUEBLO PEQUEÑO COMO EL NUESTRO DONDE LA GENTE SE HA DEDICADO TRADICIONALMENTE A LAS LABORES ganaderas y agrícolas, donde hasta bien entrado el siglo XX la economía era de subsistencia, estaba compuesto por gente que vivía en plena integración con la naturaleza y el entorno, donde las estaciones pasaban lentamente y el paso del tiempo no se veía en un reloj o en un calendario sino en los cambios que las plantas y animales que vivían en la dehesa iban demostrando a lo largo del año. Esta unión de gente, costumbrismo, naturaleza y tiempo lánguido son la semilla para que en todas las culturas aparezca la creación literaria y nuestra villa no permanece ajena a este fenómeno.

URGEN ASÍ LOS PRIMEROS ESCRITORES QUE NOS SON OTROS QUE LA PROPIA GENTE DEL PUEBLO QUE CON SU PLUMA plasman sobre el papel el día a día de la gente, las cosas simples que componen el quehacer diario, en definitiva el mundo sencillo y tranquilo en el que están inmersos, el universo que conocen formado por el pueblo y la gente que en él viven. Dejaos llevar por ese tiempo y esa atmósfera en la que fueron escritas y veréis como hasta lo más insignificante puede ser realmente bello.

E ESTE MODO RECOJO EN ESTE APARTADO ALGUNAS DE LAS OBRAS QUE NUESTROS PAISANOS ESCRIBIERON Y QUE posteriormente fueron recopiladas por ellos mismos, familiares o descendientes para que al cabo de muchos años aparezcan a la luz en nuestra web con el ánimo de que todos puedan deleitarse con la lectura de las mismas. Vamos allá.

 

Este apartado de la web es un rincón entrañable en el que recojo un puñado de los versos que en su día compuso el "tío Quico", Francisco Blanco Bueno, hombre del pueblo, sencillo, alegre y con una chispa muy personal para relatar poéticamente los acontecimientos que ocurrían en la vida diaria de los valdeobispeños.

La recopilación que vais a ver la hizo en su momento Armando Blanco, nieto del tío Quico, y a él pertenece así mismo la presentación que sigue a continuación. Tengo que agradecer a tía Benita, nieta también, que guardara el libreto con los versos y se haya prestado amablemente a dejármelo para transcribirlo. Como la recopilación venía en castellano, me he tomado la libertad de traducirlos al castúo que se habla en Valdeobispo, así que sed comprensivos con los errores que pudiérais ver:

"Amable lector: los versos que se presentan en esta breve recopilación, son algunos de los muchos que, en su vida, compuso su autor Francisco Blanco Bueno.
En aquellos tiempos, primeros cuarenta años de este siglo veinte, no había la fiebre de escribir como existe hoy a finales de siglo, por que además en muchos hogares ni siquiera existían los instrumentos necesarios para hacerlo como son : papel, tinta y pluma, pues no se habían inventado los bolígrafos y las plumas estilográficas eran propiedad de las personas estudiosas a intelectuales. Entonces, digo, bastaba que se repitieran las palabras muy pocas veces para que se quedaran gravadas profundamente en la memoria. Y es de aquí, de la memoria de los mayores, de donde he podido rescatar las estrofas que van a continuación.
Como comprobarás, mi abuelo Francisco no era hombre de letras. Había aprendido lo imprescindible de aquellos tiempos, que era lo que se enseñaba en las escuelas por maestros trabajadores y ejemplares: leer, escribir y las cuatro reglas de aritmética.
También, es verdad, que su nivel cultural era un poco más elevado que el corriente de los de su edad, pues de algo le sirvió su estancia durante algunos años en Argentina, donde llegó a ser policía urbano en la Ciudad de Santa Rosa, provincia de Mendoza.
Pero, sobre todo, tío Quico, como todo el pueblo lo conocía, era un tipo cordial y abierto, con un carácter jovial y alegre y con un don especial para enterarse, el primero, de los sucesos que pudieran ocurrir en la localidad y su facilidad para versificar enseguida, hacía que las noticias se pusieran en el primer plano de las conversaciones de las personas del pueblo. Especialmente, como verás, las que atañen a los chismes entre familiares o asuntos de amoríos que son los que ofrecen más interés y por eso, quizás, se fijan más en la memoria.
En todos estos versos se trasluce el espíritu delicado y fino del hombre que vive y siente los acontecimientos de su pueblo como propios, y aparece también esa critica chispeante, de picardía, pero sin malicia, y siempre deseando que las cosas se hagan mejor y que las personas se quieran más.
Es posible que algunos giros lingüísticos no tengan ya el sabor de antaño; que algunos lugares y personas digan poco a las generaciones actuales que no las conocieron, pero éstas no deben olvidar las raíces profundas de donde venimos".

Su nieto y sacerdote
Armando Blanco Prieto, Valdeobispo (1992)

   
     
Testamento de tia Lorenza "La Pincha"
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La juventud de aquellos días felices
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Consejo a los obreros
Vista desde el Morterillo
Lo que nos traerá el futuro
Hijo del canal
De cómo se hace un noviazgo
  Calle del Esperadero
Fiesta del árbol (Año 1930)
La Virgen del Puerto
La Virgen del Puerto y los obreros
Poesía al cabrero (Impresiones)
San Miguel patrón del cabrero
Las mocitas del cabrero
Retrato del señor cura
La botica
 
 
Maximiliano Domínguez Sánchez, tio Maximiliano, fue un hombre del pueblo que nos acompañó desde 1875 a 1958 y que durante su vida desempeñó muchos oficios, como labrador, sastre, sacristán, secretario del Juzgado del Pueblo (ocupación por la que fue más conocido), humanista y letrado. Sus obras fueron escritas en la década de 1910 y su nieto Pedro Domínguez Conejero ("Pedrín") las ha recopilado, todavía escritas en papel y plumilla, y ha tenido la gentileza de cedérmelas para poder trascribirlas y publicarlas en nuestra web. Dejaos transportar a principios del siglo pasado y disfrutad de ellas porque están llenas de costumbrismo y frescura.
 
Impresiones de un viaje