Otra fotografía que nos remite Abel Hernández de Nicolás en la tienda del pueblo que tenían en la que se vendía de todo y hasta con cartilla de racionamiento en los años de la posguerra. La verdad es que esta instantanea tiene una estética preciosa, arrancada casi de una película antigua, por la espontaneidad y la frescura que tiene, muy poco propio de fotos antiguas. Fijaos en la diferencia que hay entre la austeridad de la tienda, las pocas cosas que podemos apreciar en ella, lo sobrio de la decoración y comparadla con las tiendas a las que estamos acostumbrados ahora. Decididamente ha habido tiempos peores que los que vivimos ahora.