En el año 1959, y con tan a penas 24 años de edad, se va a Barcelona nuestro vecino Juan Alcón Blanco buscando mejor fortuna tras haber estado trabajando un tiempo en las obras del Pantano de nuestro Pueblo. El azar quiso que siguiese trabajando en la construcción como peón de albañil, compaginando esta ocupación con las prácticas para convertirse en tranviario. Siendo su vocación más del gusto del transporte abandonó el trabajo del ladrillo para dedicarse a tiempo completo a su nueva profesión como operario del servicio de transportes de la Ciudad Condal una vez aprobadas las prácticas. Pero tras unos dos o tres meses llevando gente para arriba y para abajo encontró que tampoco esto le llenaba lo suficiente como para ser su ocupación de por vida, así que ingresó en una multinacional italiana que se dedicaba a la fundición de piezas metálicas a presión. Aquí permaneció hasta que se jubiló prematuramente al enviudar de su primera mujer con 63 años. De su paso por los tranvías barceloneses nos deja esta foto que le hicieron para el carnet profesional de trabajador de los transportes públicos de esta ciudad.