La señora que nos aparece en el medio con el par de criaturas en brazos es tía Eustaquia Domínguez con el traje típico de faena del pueblo ("enlutá y con un mandilinu") sobre el que destaca un par de zapatos de confección impecable y robusta como buena hija de zapatero (su padre era tío Julían Domínguez, zapatero y barbero del pueblo) cuando lo suyo hubiera sido un par de albarcas medio deshechas del mucho patear. A tía Eustaquia la recordamos todos porque fue la responsable de la centralita de teléfonos del pueblo. La primera estuvo en casa de tío Joseíno, pero al año la pasaron a casa de nuestra vecina en la calle Francisco Pizarro (frente al Comercio) donde permaneció durante 22 años. Sosteniendo con su brazo derecho tenemos a su hijo Julián y con el izquierdo a Herlesbinda que falleció cuando apenas contaba con 8 meses de edad. Tía Eustaquia nos abandonó cuando contaba con 94 años, pero nos dejó un telefónico recuerdo. Fotografía de mediados de los años 30 que nos ha dejado Poli Sánchez y su madre Mari.